miércoles, 20 de enero de 2010

12 de Enero de 2010

Este fue el día que decidimos internar nuevamente a Juan.
El cuadro fue similar al de Septiembre de 2009. Empezó unos días antes con muchos mocos, fiebre y la necesidad de oxígeno para mantener una saturación adecuada. Si bien esta especie de neumonía que tuvo fue controlada en casa con antibióticos específicos, llegó un momento en el que Juan no pudo solo. Empezó a hacer pausas respiratorias y a eliminar poco dióxido de carbono. (Este, cuando se acumula en la sangre es ¨tóxico¨). La señal de alarma fue ver que Juan no se despertaba, estaba como desmayado.
Así fue que tomamos ésta decisión, que siempre nos cuesta, porque sabemos que él no la pasa bien cuando está internado, pero es lo único que podíamos hacer para ayudarlo a salir.
Llegamos al sanatorio y lo prepararon para llevarlo a terapia. Una vez ahí lo conectaron al respirador para que pueda empezar a limpiar este CO2 que tenía acumulado. También comenzaron a darle antibióticos más fuertes intravenosos para cubrir así cualquier ¨bicho¨ que tuviera.
A medida que pasaban las horas, y sabiendo que esta vez no lo habían sedado, esperabamos que se despierte. Los análisis de sangre que le hacían mostraban que ya estaba todo en su lugar, pero Juan seguía dormido. Tuve miedo.
Hablaba todo el tiempo con los médicos de guardia que me decían que teníamos que esperar. El neurólogo de Juan me decía lo mismo, esperar 24 hs. más, todavía no se podía decidir nada, había que darle tiempo.
Al tercer día de estar internado, se despertó, los ojos le pesaban, quería abrirlos y no podía. Pero de a poco lo fue logrando. En cuanto estuvo bien despierto, los médicos probaron desconectarlo del respirador, para que no se mal acostumbre. Y empezó a respirar solo otra vez.
Qué alivio! Cuánta tensión! Fueron horas, pero parecieron años!

Ayer volvimos a casa con Juan, después de una semana.
Otra vez siento que todo está en su lugar.
Pero hay algo que me da vueltas en la cabeza, algo que hablé con varios médicos del sanatorio.
Cuando Juan nació, nos dijeron que por su condición tendría muchos problemas respiratorios, que iba a tener muchísimas internaciones por éste motivo. Pero no fue así. Juan es un nene muy sano, más allá de todo. Esta es la segunda vez que se interna por un cuadro respiratorio en toda su vida. Pero, entre una y otra internación pasaron sólo cuatro meses. Y eso es lo que me lleva a pensar: será éste el comienzo de muchos problemas de este tipo? será que su cuerpo se está haciendo cada vez más vulnerable a virus y demás que andan dando vueltas?
No puedo saberlo. No está en mis manos, ni siquiera en las de los médicos, porque ésto es algo que sólo Dios sabe.
Me doy cuenta que nuevamente tengo que entregar esto que me preocupa en manos de Dios, y descansar en él. Pero qué difícil que se me está haciendo! Es una decisión de todos los días, de cada momento en que pienso y trato de buscarle la vuelta. No está en mis manos! No puedo adelantarme a lo que va a pasar, no puedo controlar todo! Mi deber es cuidar a Juan, y dejar que Dios controle lo demás!

Es momento de ejercitar la paciencia, la confianza y la fidelidad a Dios.

Gracias a todos los que tuvieron a Juan en sus oraciones. Tenemos un Dios grande y misericordioso, que sabe lo que hace y que quiere lo mejor para nosotros!

¨Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevere.¨ Isaías 26:3

¨Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal sino para su bien.¨ Jeremías 29:11